jueves, 6 de diciembre de 2007

La Sirena y el Lobo I

Aquella Sirena se acercó peligrosamente a la orilla del mar, se sentía atraída por la arena seca la cual jamás había visto hasta ese momento, la arena se pegaba en sus manos, en sus brazos, cubría sus senos y su vientre donde aparecían las primeras escamas iridiscentes en tonos turquesa y rosa, que adquirían bajo la luz de la luna un velo plateado.
Aquel Lobo olió algo desde la floresta, siguó su olfato hasta llegar a donde la vegetación se volvía menos tupida y finalmente desaparecía para dar paso a inmensas dunas de arena. El Lobo, cauteloso, siguió el rastro de aquel aroma nuevo, un aroma diferente; hasta ese momento, no se había detenido a aspirar el olor salino del mar, pocas veces se acercaba a la playa, pues era un lugar descubierto y en donde fácilmente podía ser blanco de algún cazador.
Pero en esta ocasión sintió la urgencia de hacerlo, salir de la protección de la selva y acercarse a las dunas que resguardaban la inmensidad del oceano.

4 comentarios:

Cuatroletras dijo...

Què tan maravilloso e hipnotizante es el aroma para lograr que el Lobo se aventure màs allà de su territorio.
¿Vale la pena arriesgarse?

Espero las siguientes entregas.

Un saludo

Mafalda dijo...

.....

El misterio es el gran atrapador, así como la curiosidad.
Lobo curioso siguiendoo el aroma siguiendo la carnada.

Hola... hola.... envío un besillo...

Mafalda

Beatrix dijo...

Y supongo que primero sera atraido por el olor, y conforme se aproxima a la fuente de tan sutil fragancia, sera seducido por el canto de la Sirena?

Lindo, como siempre!

Anónimo dijo...

ninguna pretensión por demás inesperada podría controlarse por un aroma que nos hunde en la exitación...

excelente amigo...!