miércoles, 13 de febrero de 2008

El Trovador II

...Una perfecta desconocida. En cuanto subió a tocar a su "Caderona" en el micro que va de Metro Auditorio a Metro Hidalgo, no pudo resistirse a ese par de ojos color de corteza tierna, Felipe simplemente no pudo tocar, y como hechizo, una cuerda de "la Caderona" reventó celosa. Ella, la desconocida ni siquiera se percató que él estaba ahí.
Felipe bajó apenado y más porque la cuerda rota le dió un latigazo a un viejito que dormitaba tranquilo dejándole la calva marcada por la insolente cuerda. En cuanto bajó de la unidad, la vió alejarse, se imaginó que de un momento a otro ella giraría su rostro hacia donde él estaba y le regalaría una sonrisa; dieron las doce del día y ella se perdió sobre el Paseo de la Reforma, por supuesto jamás volteó.
Andrea está más que emocionada, no puede creer que Antonio finalmente después de todo un año y medio de noviazgo le haya propuesto matrimonio "Que cursi suena esto, pero en verdad me quiero casar". Andrea mira sin cesar el hermoso solitario que desde el domingo adorna su anular izquierdo, siente que el brillo la deslumbra.
Recuerda emocionada y con los ojitos húmedos esa noche de domingo, cuando Antonio la llevó a cenar a ese restaurante español que esta en la calle de Bolivar, le dijo que le tenía una sorpresa.
Ella pensó que era debido a que ese día cumplían dieciocho meses de un maravilloso noviazgo...

martes, 12 de febrero de 2008

El Trovador I

Felipe Samperio, mejor conocido por sus cuates como el Luis Felipe Trovar, trata de mantener una actitud positiva aunque melancoalcóholica ante la vida, de las cuerdas de su guitarra conocida como "La Caderona" han surgido decenas de serenatas, y muchas más cagüamas de las que un sólo hombre en su sano juicio pueda tomar, por eso lo estiman sus camaradas, el Trovar es bien compartido y de lo que saca de cantar en los camiones lo comparte con la bandera.
Pero Felipe está pasando por una crísis, esta enamorado, eso no es nada raro en un muchacho sano y carismático, lo extraño es que está enamorado de...

jueves, 7 de febrero de 2008

Relámpagos amatorios VIII

Me llamas tirano, Calígula, pervertido, hijo de puta, enfermo, sádico, parafílico, me insultas me muestras tu desagrado hacia mi de mil y una formas. Pataleas, me rasguñas, tratas de romper mis defensas con tus lágrimas y el rimel que corre en negros surcos sobre tu rostro.
Me llamas vil, malévolo, sarcástico, sicalíptico, culero, poco hombre, me diriges una andanada de malas palabras y vuelves a lanzarme golpes con la mano abierta y cerrada.
Me pides que te golpee, que azote mi palma sobre tus nalgas, que eso te enciende, que mientras hacemos el amor quieres que yo responda tus insultos y me defienda, te diga lo que deseas escuchar, te diga las palabras más hirientes y lascivas que haya escuchado y las dirija hacia ti, deseas saber si el dolor me gusta tanto como a ti.
No logro responderte, me desconcentras y mi erección envuelta en látex poco a poco desaparece y ahora sí, ¡te encabronas de verdad!