miércoles, 29 de octubre de 2014

Mexicalia III


El sistema de canales navegables en la Ciudad Capital Administrativa del Imperio Mexicano se rehabilitó después de 1915, una vez que los connatos de revueltas sociales fueron hábilmente controlados por el Primer Ministro José de la Cruz P. Díaz Mori. En parte como medida estratégica, pues una ciudad rodeada de agua y con solamente cuatro calzadas para acceder al centro se volvía casi invulnerable a los ataques terrestres. Además de lograr con esa construcción de canales artificiales legarle a la Ciudad, además del tan conocido epíteto de “Ciudad de los palacios”, el nombre de “La Venecia bajo los volcanes”. Sin duda se trata de una maravilla de ingeniería hidráulica sin precedentes.

Los canales han cambiado desde entonces, actualmente descuidados y llenos de basura, repletos de vendedores navegantes en chalupas, las trajineras de la ruta 2 tratan de ganarse el pasaje poniendo en peligro a propios y extraños, las pocas trajineras particulares atoradas en ese cruce de canales que a la hora del almuerzo se ponen imposibles, hacen del viaje algo un poco menos que funesto. El Alcalde de la Ciudad ha iniciado una campaña de ordenamiento civil, además del saneamiento y dragado de canales; un trabajo de drenaje cerrado que impida que los desechos sanitarios terminen en los canales o en los lagos de agua dulce

Los niños comienzan a salir de sus escuelas y los atracaderos están a reventar, la mayoría utilizan las características trajineras amarillas, los oficinistas se desplazan a la hora del almuerzo, los canales siempre transitados, algunos paralelos a las calzadas, o rodeando a los innumerables jardines flotantes a las hermosas mansiones adaptadas como restaurantes o edificios de apartamentos; cientos de chalupas, o pesadas trajineras llegan a los mercados y centros comerciales descargando sus productos, en algunas zonas de la ciudad se juntan trajineras amarradas para crear enormes mercados flotantes, la vista desde los bellos edificios de despachos o desde los departamentos construidos en cantera rosa o tezontle muestra una serie de líneas brillantes creando una cuadrícula mágica y única en el mundo.

Cayendo la tarde un grupo de Zancudos hacen malabares en medio del canal esquivando a los gendarmes y a otros artistas canaleros, abundan tragafuegos y niños vestidos de payasitos nalgones con máscaras del Primer Ministro del Imperio. Los oficinistas comienzan a salir de sus centros de trabajo y se dirigen a la pulquería más cercana, algunos otros al billar o a los teatros de variedad. Las líneas de tranvías que recoren por tierra la ciudad complementa la red acuática.

La vida cotidiana en la Ciudad es pintoresca, la noche recibe a los paseantes en trajineras de fiesta, puedes beber cerveza, vino o pulque, algunas ofrecen antojitos o cenas completas; algunas implementan tours musicalizando el paseo con marimba, con mariachis y otras, las que ofrecen una experiencia romántica son amenizadas por tríos. Las trajineras han incorporado a sus talentos a grupos andinos o trovadores cubanos, las veladoras en las proas de estos humildes y prácticos transportes le dan un toque irreal, todas las noches se disfrutan y muchos trasnochadores terminan en la plaza de Garibaldi o en los famosísimos caldos de Indianilla, cerca de la terminal de tranvías.


Dejando de lado el mal olor y la basura de algunos canales, los esfuerzos gubernamentales para hacer de la Ciudad de México la Joya de la corona imperial va ganando adeptos; la ciudadanía empieza a tomar conciencia ensucia cada vez menos, desea regresar el esplendor a esos canales en los que sus abuelos navegaron y describieron tantos poetas y novelistas, finalmente es en beneficio de todos.

1 comentario:

El monstruo dijo...

Qué chingón te quedó!!!

Felicidades!!!