Para Neborah no todas las cosas a
las que hacían referencia le eran totalmente desconocidas, comprendía el
idioma, de hecho comprendía más de 17,554 formas de lenguaje y comunicación,
incluso lo que en este planeta le llaman “telepatía”, obviamente era más fácil
comprender la imagen mental de algún objeto o su aplicación, dentro del
contexto. Lo que no terminaba de comprender era cómo lograban los humanos decir
algo, pensar en otra cosa y sentir de diferentes maneras y todo al mismo
tiempo.
Recordó su primer viaje a
Geadanimus, su primera transformación en humana, la mayoría de los humanos la
encontraban sumamente atractiva y al parecer al tenerla cerca la mayoría
pensaba en aparearse con ella, de acuerdo a la primitiva forma de hacerlo de
los humanos, resultaba extraño y a la vez divertido el escuchar la conversación
y descubrir todas las imágenes mentales que iban creando en su presencia.
Los humanos le divertían mucho,
eran tan caóticos y complejos como cualquier habitante de HIyyatta, con la
diferencia que los humanos no devoraban tu alma. Cada vez que Neborah viajaba
al planeta Geadanimus, o mejor conocido como Tierra, pasaba tres o cuatro
ciclos temporales, cambiando de cuerpo y género, lo que no era difícil, pues en
su planeta natal son energía pura y la energía no tiene género alguno.
Había decidido que en este viaje
a Geadanimus solamente usaría un cuerpo femenino y estudiaría todos los comportamientos humanos, ya le habían advertido que ese tipo de investigación,
puede resultar muy desgastante y en algunos casos hasta peligrosa. A Neborah no
le importó realmente, quería adentrarse en el cuerpo como nunca antes lo había
experimentado, uno de sus relativos (familiares), lo había hecho en quince
ocasiones es tantos planetas diferentes y le dijo que no tuviera miedo, que su
esencia era tan poderosa que estaría a salvo.
Se concentró y el cuerpo se
estremeció, una delicada y frágil forma humana contenía su ser de energía pura,
decidió que el mejor era usar un cuerpo que los humanos contemplaran como algo
normal y no llamase mucho la atención. Hizo mentalmente una imagen, de lo que considera
un cuerpo promedio, cabello largo y oscuro, ojos cafés, un metro sesenta de
estatura, y una edad aproximada de treinta años terrestres, salió del callejón
donde había aterrizado, caminó tranquila hacia la calle, al voltear a la
izquierda sonrió al ver su imagen reflejada en una enorme vidriera, siguió el
rumbo tratándose de acostumbrar a su cuerpo.
La gente volteaba a verla
extrañada, las mujeres tapaban los ojos de sus acompañantes y de sus niños, algunos
muchachos comenzaron a gritarle cosas, Neborah muy segura de sí misma siguió
caminando sin prisas sonriendo al sentir la calidez del sol sobre su piel, la
brisa que hacía que su larga cabellera se moviera libremente. Minutos después
la alcanzaron un par de policías femeniles. Quienes sin mediar palabra le
colocaron una chamarra encima, y la metieron dentro de una patrulla. Neborah,
en su emoción de estrenar un cuerpo humano cometió un error de principiante,
olvidó vestirse.
3 comentarios:
Acabo de leer el comentario que me dejaste hace seis meses, el 1º de abril. Sí, se aceptan donadores...
Que tengas una feliz noche de lunes.
Besos.
...y como no te puedo etiquetar en mis respuestas, nada más respondo que no te vuelvas a ir.
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