El sistema de canales navegables
en la Ciudad Capital Administrativa del Imperio Mexicano se rehabilitó después
de 1915, una vez que los connatos de revueltas sociales fueron hábilmente
controlados por el Primer Ministro José de la Cruz P. Díaz Mori. En parte como
medida estratégica, pues una ciudad rodeada de agua y con solamente cuatro
calzadas para acceder al centro se volvía casi invulnerable a los ataques
terrestres. Además de lograr con esa construcción de canales artificiales
legarle a la Ciudad, además del tan conocido epíteto de “Ciudad de los palacios”,
el nombre de “La Venecia bajo los volcanes”. Sin duda se trata de una maravilla
de ingeniería hidráulica sin precedentes.
Los canales han cambiado desde
entonces, actualmente descuidados y llenos de basura, repletos de vendedores
navegantes en chalupas, las trajineras de la ruta 2 tratan de ganarse el pasaje
poniendo en peligro a propios y extraños, las pocas trajineras particulares
atoradas en ese cruce de canales que a la hora del almuerzo se ponen imposibles,
hacen del viaje algo un poco menos que funesto. El Alcalde de la Ciudad ha
iniciado una campaña de ordenamiento civil, además del saneamiento y dragado de
canales; un trabajo de drenaje cerrado que impida que los desechos sanitarios
terminen en los canales o en los lagos de agua dulce
Los niños comienzan a salir de
sus escuelas y los atracaderos están a reventar, la mayoría utilizan las
características trajineras amarillas, los oficinistas se desplazan a la hora
del almuerzo, los canales siempre transitados, algunos paralelos a las
calzadas, o rodeando a los innumerables jardines flotantes a las hermosas
mansiones adaptadas como restaurantes o edificios de apartamentos; cientos de
chalupas, o pesadas trajineras llegan a los mercados y centros comerciales descargando
sus productos, en algunas zonas de la ciudad se juntan trajineras amarradas
para crear enormes mercados flotantes, la vista desde los bellos edificios de
despachos o desde los departamentos construidos en cantera rosa o tezontle muestra
una serie de líneas brillantes creando una cuadrícula mágica y única en el
mundo.
Cayendo la tarde un grupo de
Zancudos hacen malabares en medio del canal esquivando a los gendarmes y a
otros artistas canaleros, abundan tragafuegos y niños vestidos de payasitos
nalgones con máscaras del Primer Ministro del Imperio. Los oficinistas
comienzan a salir de sus centros de trabajo y se dirigen a la pulquería más
cercana, algunos otros al billar o a los teatros de variedad. Las líneas de tranvías
que recoren por tierra la ciudad complementa la red acuática.
La vida cotidiana en la Ciudad es
pintoresca, la noche recibe a los paseantes en trajineras de fiesta, puedes
beber cerveza, vino o pulque, algunas ofrecen antojitos o cenas completas; algunas
implementan tours musicalizando el paseo con marimba, con mariachis y otras,
las que ofrecen una experiencia romántica son amenizadas por tríos. Las trajineras
han incorporado a sus talentos a grupos andinos o trovadores cubanos, las
veladoras en las proas de estos humildes y prácticos transportes le dan un
toque irreal, todas las noches se disfrutan y muchos trasnochadores terminan en
la plaza de Garibaldi o en los famosísimos caldos de Indianilla, cerca de la
terminal de tranvías.
Dejando de lado el mal olor y la
basura de algunos canales, los esfuerzos gubernamentales para hacer de la
Ciudad de México la Joya de la corona imperial va ganando adeptos; la ciudadanía
empieza a tomar conciencia ensucia cada vez menos, desea regresar el esplendor
a esos canales en los que sus abuelos navegaron y describieron tantos poetas y
novelistas, finalmente es en beneficio de todos.
1 comentario:
Qué chingón te quedó!!!
Felicidades!!!
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