Ahora recibe mil besos no dados, mil suspiros acompañados de miel y almíbar. Mil rosas que jamás igualaran tu belleza.
Trato de contar las respiraciones que me separan de tu cuello y de tu hombro, la melodía que me encuentro en tus labios, desbordar en explosión silente mi cariño hacia ti.
Dejar de acariciarte, ¡vacío maldito de textura! provocando en movimientos diluidos en saliva y delicadísimos roces. La conmoción del destrozo cardiaco y la resurrección del latido impulsado por tus ojos.
Son palabras de madrugada, mi Cereza brillante, apetecible, dulce.
Necesito navegar en tus cálidos litorales, pasear navegantes dactilares, entre los misterios de la selva amurallada, latidos que estremecen mis sentidos.
Nada podría escribir, lo suficientemente hermoso para compararlo con esos ojos, letras que agonizan en miradas.
¡MIL CARICIAS GUARDADAS EN PALABRAS Y TODAS SÓLO PARA TI!
Palabras que elevan al más excelso anhelo, deseando cantarlas, sí, cantarlas en tu oído, en murmullos sólo inteligibles para ti.
Sonidos que transforman ambientes, sobrepasando los ronroneos, los suspiros que forman siluetas al viento.
Los labios que unen y apartan a voluntad, pero que unen más de lo que apartan, pues a pesar de estar separados, los besos se recuerdan nítidos en ellos.
En los besos dedicados, delicados, arrebatados y compartidos, que atesoran emociones que no se pueden igualar, que no se han de repetir.
Estas son mis palabras escritas de madrugada, escritas para ti mi Hermusa, escritas desde el recuerdo y la resignación.
Trato de contar las respiraciones que me separan de tu cuello y de tu hombro, la melodía que me encuentro en tus labios, desbordar en explosión silente mi cariño hacia ti.
Dejar de acariciarte, ¡vacío maldito de textura! provocando en movimientos diluidos en saliva y delicadísimos roces. La conmoción del destrozo cardiaco y la resurrección del latido impulsado por tus ojos.
Son palabras de madrugada, mi Cereza brillante, apetecible, dulce.
Necesito navegar en tus cálidos litorales, pasear navegantes dactilares, entre los misterios de la selva amurallada, latidos que estremecen mis sentidos.
Nada podría escribir, lo suficientemente hermoso para compararlo con esos ojos, letras que agonizan en miradas.
¡MIL CARICIAS GUARDADAS EN PALABRAS Y TODAS SÓLO PARA TI!
Palabras que elevan al más excelso anhelo, deseando cantarlas, sí, cantarlas en tu oído, en murmullos sólo inteligibles para ti.
Sonidos que transforman ambientes, sobrepasando los ronroneos, los suspiros que forman siluetas al viento.
Los labios que unen y apartan a voluntad, pero que unen más de lo que apartan, pues a pesar de estar separados, los besos se recuerdan nítidos en ellos.
En los besos dedicados, delicados, arrebatados y compartidos, que atesoran emociones que no se pueden igualar, que no se han de repetir.
Estas son mis palabras escritas de madrugada, escritas para ti mi Hermusa, escritas desde el recuerdo y la resignación.
Por: Anelí y Juan de Lobos