Josuá, el claustrofóbico salió de su última consulta con su Psicólogo, estuvo a punto de dirigirse a las escaleras pero oprimió el botón. El ascensor abrió sus puertas; Josuá tragó saliva, inhaló profundamente y entró. El temor comenzó a descender junto con él.
2 comentarios:
Los temores jamás se separan de nosotros, al dormir se hacen más presentes.
Saludos
este cuento si me gusta matarile rile ron
Publicar un comentario