De tantos sabores y colores se crea un mundo mágico, en donde todos son familia, donde todo es pachanga y apapacho aunque seas Güero o Prieto, donde todos beben y son felices y hasta cuando sufren cantan. Ésta es mi Mexicalia, el lugar ideal donde la Catrina camina del brazo de Cuauhtemoc, donde un humilde indito llegó a ser Presidente de la República y la comida es barata.
Mi Mexicalia en donde los cuentos de la abuela te hablan de Chaneques, de Chamanes y Nahuales, donde te hablan de la ciudad más grande del mundo y de sus más de cien museos, de sus palacios, de su Historia heróica. Un lugar a donde la vida es lo mismo que la muerte y que si estamos jodidos es porque lo merecemos, pero en donde cualquier cabrón hace lana.
Este mundo ideal, el de los cuentos narrados en nuestros libros de Historia, en donde muchos dan por hecho que la leyenda de los volcanes es verídica, logramos combinar lo más extraño del surrealismo con una variedad infinita de colores chillones. Todos bienvenidos, pero no todos salen bien de aquí, de este lugar de sueño y pesadilla, de contrastes y divisiones, que no vemos hasta vivir aquí.
Perdámonos en un mundo en el cual los Luchadores caminan por la calle y capturan hombres lobo o vampiras, al lugar donde suena el mariachi, donde cada alimento puede enchilarte hasta hacerte volar por los aires, donde los aztecas, danzan todos los días para que el Sol salga nuevamente, donde las cantinas son para los machos y ellos usan bigote y cantan como el que más, este lugar mágico donde no existe la muerte y si existe es de a mentiritas.
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