Me veo sudoroso, sediento, comienzo a sentir verdadera envidia de todos aquellos que perecieron en los terremotos, en las inundaciones, en las explosiones, en la última guerra y con los virus mutados.
Sentí envidia hasta el momento en que vi a una de esas víctimas, con seis o siete semanas de putrefacción a cuestas, caminando lentamente hacia mi.
2 comentarios:
si, envidia, en el fin de los tiemos el agónico natural... es el más desafortunado, no?
Con gusanos de entre los ojos.
Exibiendo rastros de restos.
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