Viajé a las entrañas mismas del infinito, regresé convencido de la existencia del universo y su constante expansión, descubrí que la única manera de viajar por él, es de la forma en que lo he hecho. Me abandono pues siento que ya no tengo ataduras, me alejo dejando atrás un mundo colapsado, un cuerpo enfermo y rígido, pero yo soy más que eso, soy uno con el universo y sondeo hoyos negros y calculo la velocidad de la luz, el quantum y las propiedades de la materia oscura, desentraño los misterios de los quasars y las enanas blancas, tan sólo con mi mente.
Pero aquel a quien llaman Dios, tuvo nuevamente miedo, y encerró mi mente en un cuerpo maltrecho, me hizo hablar como robot y me avergüenza al necesitar a una Enfermera que cambie mis pañales.
No me importa, no puedo cerrar los ojos, pero mi mente se expande y espero el día en el cual dejaré esta carcaza inútil y me podré desperdigar por el universo definitivamente.
3 comentarios:
Escalofrios me provocó imaginarme atrapada en ese cuerpo...
Juán, justo el final de 2001 de Clarke, cuando ya se es, para que desperdiciar corporeidad. ¡A volar!
Un saludo o aullido amistoso
A.
Mente y cuerpo; cuerpo e imaginación... gracias a Dios no van agarrados de la mano.
Saludos.
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